"Escribo porque no comprendo. Para repetir una y otra
vez esa encrucijada de palabras con la que no logro descifrar el tiempo. Escribo para recordar sonidos que de otro modo se perderían
en el lodo vertical de la memoria. Para invocar y provocar gestos de
amor de los que no soy capaz si no escribiera. Escribo porque al despertarme
quisiera agradecer los ojos abiertos. Para mirar de pie lo que está demasiados
lejos. Para escuchar qué es lo que ha quedado en la punta de la lengua. Escribo
para renunciar al abandono y para tocar con las manos sigilosas la espalda
tibia de alguien que aún no ha muerto. Escribo. Y aún no soy capaz de decir
nada".
C. Skliar