martes, 28 de febrero de 2017

El lado cruel de las cosas


"El cielo se había abierto a la noche, pero la humedad impregnaba todo. Entramos en la niebla y nos perdimos. [...] Papá repartía multas si nos quejábamos por aburrimiento. Decía que era un lamento de necios. La prohibición daba ganas de quejarse, practicar ese deporte contagioso, rebotando contra la paciencia suave de mamá. También nos multaba si nos quejábamos por el calor. Eso ya era de idiotas. [...] El aburrimiento había degenerado para el lado cruel de la tarde, al estilo de Esteban, que le cerraba el paso con la pala a un pichón de paloma".

E. Cross