lunes, 28 de noviembre de 2011

Attenti al cane

[Mucciarelli]
Perro que ladra no muerde.

La revancha de los charlatanes

Por razones de decoro,
el texto perteneciente a esta entrada ha sido removido.
Si desea leerlo, puede solicitarlo vía correo electrónico.

domingo, 27 de noviembre de 2011

sábado, 26 de noviembre de 2011

Nuevas adquisiciones

[Codoni | Mucciarelli]
I need a bigger house!

viernes, 25 de noviembre de 2011

De vuelta al NRA

“eleven sus mentes
y dejen que el instinto fluya...

por ahora tengo ganas de estar solo
y me queda poco tiempo de ahora en más
lo que dure mi recuerdo en tus ojos
y cuando parpadees no estaré más
y no quiero gritarte
pero esto me tiene harto
me caga que me expliquen
cómo es el mundo, si al final
todos están equivocados
entiendo que no soy de fiar

‘formas náufragas viajan a la deriva al encuentro con la nada misma’

dentro las luces ululan
anunciando que hemos llegado al fin
lo que me decís no me cierra
hagámoslo igual
en privado
creo entender que tus intenciones
me afectan seriamente
me lo recordaste una tarde a barlovento en el puerto de quequén
me declaro culpable
de todo de ahora en más
conversemos un rato
de lo que te interese más
y si pronto no cerramos trato
tu gran epopeya tornará fugaz.”

babasónicos

martes, 22 de noviembre de 2011

sábado, 19 de noviembre de 2011

Relámpagos de lo invisible

A mí la lluvia sí me inspira
(y la miopía es mi aliada)

lunes, 14 de noviembre de 2011

IALV final

Dedicada a mato: se te extraña tanto!

domingo, 13 de noviembre de 2011

viernes, 11 de noviembre de 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

Coro de conejos

"No escucho
al coro de conejos.
No escucho
a la ventana,
zumbar al son del viento.
No escucho tus piropos
que huelen a aromas fermentados.
No escucho.
Porque mis oídos 
a veces se prestan, sí,
pero, en el fondo,
son insobornables,
igual que el cuore."
NO

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cuentos de la selva

“En un río muy grande, en un país desierto donde nunca había estado el hombre, vivían muchos yacarés. Eran más de cien o más de mil. Comían peces, bichos que iban a tomar agua al río, pero sobre todo peces. Dormían la siesta en la arena de la orilla, y a veces jugaban sobre el agua cuando había noches de luna.
Todos vivían muy tranquilos y contentos. Pero una tarde, mientras dormían la siesta, un yacaré se despertó de golpe y levantó la cabeza porque creía haber sentido ruido. Prestó oídos, y lejos, muy lejos, oyó efectivamente un ruido sordo y profundo. […]”
H. Quiroga

martes, 1 de noviembre de 2011