domingo, 11 de julio de 2010

Lo sin nombre

"Que algo no tenga un nombre a mí me parece una desdicha. Estuve muy desdichada de haberme enamorado de una flor divina que tenía un perfume riquísimo, era muy bonita y yo no sabía su nombre. Viví mucho tiempo sin saber su nombre y eso me dolía... Me dolía mucho porque me parecía que no había existido, porque ¿cómo la iba a nombrar? ¿Cómo la iba a comunicar a alguien? Esa flor que me había conmovido, únicamente quedaba adentro mío, pero no iba a poder sacarla. La palabra sirve para sacar las cosas de uno, no para guardarlas".
S. Ocampo